sábado, 24 de septiembre de 2011

El material didáctico

Sin duda alguna el material didáctico es una herramienta importante en todas las instituciones preescolares, porque, a diferencia (afortunadamente) de la escuela primaria no se cuenta con libros de texto que esclavicen al profesor. Es precisamente esta situación que ocasiona que las educadoras pongan especial interés de contar en su aula con material suficiente para trabajar con los niños.

Si atendemos la definición de material didáctico que nos dice que es aquel que reúne medios y recursos que facilitan la enseñanza y el aprendizaje podremos darnos cuenta que lo que hace que un material sea didáctico es su función; por ejemplo, la vaca que aparece en la siguiente fotografía forma parte del material que tengo en el salón, pero mientras esté colgada en la pared únicamente forma parte del  material decorativo; en el momento que la utilizo para facilitar el aprendizaje de los niños se convierte en material didáctico.

La importancia del material didáctico en el jardín de niños radica en que, entre otras razones, nos permite llamar la atención del niño, lo que nos abre paso para que la actividad programada sea un éxito.

El material didáctico puede ser el que compramos en los comercios especializados, el que nosotros elaboramos o incluso el que ni siquiera pensamos que pueda serlo. Al respecto me permito contarles que en los primeros días del presente ciclo escolar trabajé con los niños del primer grado, algunos de los cuales lloraban a lágrima viva, y al estarles enseñando una canción que habla de un mosquito les dije que les iba a pintar un "mosquito", el cual se trataba de un simple punto en la palma de una mano de cada niño; en ese momento la actividad tomó tal interés para los niños que hasta los que lloraban amargamente se calmaron y se integraron al trabajo del grupo.

Por otra parte, debemos ser cuidadosos en la materia prima que utilicemos para la elaboración del material didáctico, porque puede causar un efecto indeseado; por ejemplo, si utilizamos unicel para la construcción de algunas figuras para trabajar con niños de primer grado, lo más probable es que ellos comiencen a romperlo, y que las bolitas que produce el unicel sean introducidas en la boca, o que se peguen en las manos de los pequeños (por electrostática) y que esto sea suficiente para desviar la atención del grupo.

De forma particular, promuevo entre mis alumnas de la normal la utilización de material didáctico novedoso y llamativo, porque éste representa en muchas ocasiones un buen inicio. Como educadores tenemos la obligación de ser muy creativos desde la introducción de cada situación didáctica.

A raíz de esta promoción surgió el nuevo taller: "Didáctica moderna en la educación infantil", que se compone de situaciones didácticas, pasando antes por el diseño y elaboración del material, el cual ya he tenido el gusto de compartir con las educadoras de Chapingo (ver nota) y que espero compartir en otras zonas escolares de la República Mexicana.
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Si les interesa conocer los pasos para elaborar la vaca que aparece en la fotográfía superior no olviden visitar http://materialdidacticodepreescolarmoderno.blogspot.com


domingo, 18 de septiembre de 2011

De acuerdo al plan de estudios de educación preescolar denominado Método de proyectos, todo el trabajo a realizar con el grupo debía estar acorde con el interés del niño, por lo que el tema del proyecto debía partir de una pregunta. Esto ocasionó que, cuando no era completamente entendido el enfoque, existieran frisos con encabezados como ¿La lluvia? o ¿Por qué llueve?. En ambos casos no se había comprendido que el título del tema (que al final de cuentas no debía ocupar un sitio tan importante como el desarrollo del mismo) no debía ser una pregunta, si no intentar respondar la pregunta generadora; por ejemplo, si se hubiese llamado "El ciclo del agua", se dejaba entrever cuál había sido la duda de los niños. Sin embargo, el problema mayor no era ese, si no que en muchas ocasiones el interés de los niños era ficticio o la educadora inducía, a veces groseramente, a los educandos a temas que ellos ni se imaginaban.

En ese punto comenzaba a gestarse un conflicto: ¿era o no válido sugerir temas a los niños? o ¿habría que supeditarse a lo que ellos querían? Es una pregunta con diferentes respuestas, pero vale el esfuerzo pensar un poco acerca de cuál es la función de una educadora en el jardín, y sin duda una respuesta invalida es la de ser una simple espectadora. Si una de las razones por las cuales la educadora está en un aula es la de coordinar el aprendizaje del grupo entonces sí es válido intervenir en la elección del tema del proyecto. Esta situación se aclara de sobremanera en el nuevo plan de estudios de la educación preescolar, en donde el proyecto deja de ser "el método" para convertirse en una modalidad de trabajo.

Y, ¿dónde queda entonces el interés del niño? Definitivamente, el interés del niño no tiene porque estar peleado con la intervención docente, más bien, se complementan. Veamos un caso concreto: Si yo, como educador considero que los niños necesitan trabajar con competencias relacionadas con el lenguaje oral y me parece útil desarrollar un proyecto para tal efecto, aun cuando ya tengo en mente cómo quiero coordinar el trabajo con los niños, provoco su interés de una manera simple y efectiva, llevo a la clase un micrófono. En cuanto consigo que los niños me pidan que les deje usar el micrófono y los siento motivados, les propongo organizar una cabina de radio. Sin duda alguna (me lo dice la experiencia) el proyecto será un éxito, porque tengo niños interesados y el tema mismo deja entrever el uso del lenguaje oral antes y durante su desarrollo.

¿El tema fue sugerido por los niños?, obviamente no. Difícilmente ellos tendrán conciencia que necesitan desarrollar competencias verbales, entonces no están en condiciones de sugerirme ni el tema ni las competencias; esa es mi función docente, es parte de mis responsabilidades. No debemos abusar del descubrimiento ni del aprendizaje espontáneo, pero ese es tema de otra nota.